La reposición del proyecto de vida.

S

e entiende por “proyecto de vida” el conjunto de decisiones que la persona toma y que le permitirán conducir su vida y alcanzar las metas que se proponga.

El proyecto de vida no es algo dado o recibido como transmisión o herencia en un individuo pasivo en la recepción. Por el contrario, se trata de una construcción enteramente personal que resulta del devenir de cada ser humano en diversas esferas vitales y a partir de la interconexión entre experiencias, aptitudes y habilidades. Esto implica que “trazar y sostener un proyecto de vida, plasma y requiere el máximo desarrollo posible de un individuo en todas sus esferas de vida”.

Trazar y sostener un proyecto de vida abarca múltiples variables, y por ello constituye una tarea compleja: el individuo tiene que desplegar aptitudes y habilidades obtenidos durante su desarrollo, y continuar haciéndolo a lo largo de toda su vida.  Además, esto debe lograrse no solo al interior del individuo (como habilidad intrapsíquica); sino que implica mente, cuerpo, conducta e interacción en diversos contextos o esferas de vida:

  • Esfera individual (desarrollo, edad, salud, capacidades, temperamento)
  • Esfera de cuidados primarios (familia o adultos cuidadores a cargo)
  • Esfera comunitaria (escuela, vecindario, grupos de amigos, comunidades religiosas locales
  • Esfera sociocultural (sistema educativo, dependencias gubernamentales, acceso a recursos, medios de comunicación, jerarquías religiosas, economía e ideología política dominante, etc.)
  • Esfera temporal (cambio de las condiciones personales y sociales a lo largo de la vida)

a) Considerando la esfera individual

  • Experiencias para la reconstrucción de la propia identidad
  • Experiencias terapéuticas para comprender y asimilar lo sucedido
  • Experiencias para el desarrollo de habilidades cognitivas (análisis y resolución de problemas, capacidad de toma de decisiones, planeación y capacidad de espera, pensamiento hipotético deductivo si la víctima es adolescente, etc.
  • Experiencias para el desarrollo de habilidades emocionales (diferenciación y autonomía, manejo de emociones dolorosas, tolerancia a la frustración, autoestima adecuada)
  • Experiencias para el desarrollo de habilidades sociales (capacidad de afrontamiento, comunicación adecuada, asertividad, etc.)
  • Información y acompañamiento para construir una percepción adecuada de la propia sexualidad

b) Considerando la esfera familiar/comunitaria

  • Acompañamiento a la familia para el manejo adecuado de lo sucedido y la contención de eventuales crisis
  • Experiencias para el desarrollo de habilidades de crianza adecuadas (presencia, congruencia, límites, libertad para elegir, confianza, respeto)
  • Experiencias para el desarrollo de comunicación adecuada
  • Acompañamiento para el desarrollo o reforzamiento de redes de apoyo
  • Acompañamiento para la incorporación del niño, niña o adolescente a actividades con nuevos grupos de identidad

c) Considerando la esfera sociocultural

  • Actividades que contrarresten y combatan la violencia de género
  • Acceso a actividades culturales, deportivas y recreativas
  • Difusión y manejo social adecuado de la dinámica de la trata y la explotación
  • Difusión y manejo social adecuado de las afectaciones sufridas por víctimas de trata y el modo adecuado de detectar y proteger a las víctimas

Estas acciones deberán incluirse considerando el paso del tiempo, es decir, en el momento actual y anticipando etapas críticas del desarrollo: adolescencia, inserción en contexto productivo/laboral, inicio de relación de pareja, nacimiento de hijos propios, crianza de los hijos propios.